Quizás haya sido la experiencia más impresionante que he vivido en el mundo de la fotografía.
Hasta este momento, pensaba que las auroras boreales eran la máxima expresión de la naturaleza, hasta que vives el momento en el que ves explotar la tierra.
El olor, la visión, el ruido y cómo sientes sus vibraciones como un corazón latiendo te hace sentir pequeño ante la naturaleza.